lunes, 25 de junio de 2012

Las "polillas pluma"

La naturaleza tiene sistemas de mimetismo impresionantes y estos bichitos son un buen ejemplo de esta capacidad. Creo que las he visto desde siempre, no es un animal espectacular ni llamativo, pero solían aparecer por la mañana pegadas a las cortinas, muy quietas, como si estuvieran muertas. Por el aspecto parecían algún tipo de mosquito, asique rara vez me acercaba demasiado o las llegaba a coger. Hace unas semanas, mientras trataba de identificar una mariposa en un libro de lepidópteros nuevo, me encontré con una foto que reconocía. Me extrañó verla en ese libro, como comento no tenía ni idea de que fueran mariposas, pero me resultó curioso. Hoy, después de meses sin verlas, he encontrado una en el jardín. He hecho un par de fotos y, tentando a la suerte, he tratado de colocarla en una posición mejor. Como era de esperar no estaba por la labor de colaborar en la sesión fotográfica y se ha ido. Pensando que tardaría días en encontrar otra para completar las fotos y subirlas he llegado a casa a medio día y allí había otra, justo en la ventana. Esta vez he sido más prudente y la he metido dentro de la habitación, donde he podido sacarle alguna más. Después de sudar la camiseta un rato para que no se moviera y la perdiera por el cuarto la he soltado, es lo menos que se merecía.



El bichito en cuestión es una polilla de la familia Pterophoridae, característica por presentar una modificación muy especial en las alas, que tienen forma de plumas. Son de hábitos nocturnos, siendo relativamente frecuentes en la época de calor, con la caída del sol, atraídas por las luces de las casas. Sus dos alas anteriores están divididas en dos bandas plumosas y las dos posteriores en tres segmentos, también plumosos. Ésto, junto con la presencia de unas escamas especializadas, les da un aspecto deshilachado, similares a penachos. Lo más llamativo de estas especies es el vuelo, ya que sus alas parecen estar rotas, lo que hace pensar que es curioso que puedan mantenerse flotando en el aire. Es cierto que hacen vuelos muy cortos y bastante torpes.







Hay más de 1000 especies de estos microlepidópteros identificadas, muchas de ellas son endémicas de diferentes zonas del continente Americano. Es por ésto que, aunque son fáciles de reconocer, no lo es tanto asignarles la especie. Tienen un tamaño muy variable, entre 10 y 40 milímetros y presentan coloraciones desde marrón tierra o grisácea hasta blanca. Presentan un cuerpo alargado y estrecho. Mientras están posadas mantienen las alas extendidas hacia los lados y plegadas unas sobre otras. Las patas traseras las colocan en perpendicular a éstas, pegadas a su abdomen, adquiriendo una típica forma de T.






Curiosidad: en España existe una especie de coloración totalmente blanca, algo menos frecuente que la especie de las fotos, denominada Pterophorus pentadactyla.







viernes, 1 de junio de 2012

El "rey" de la noche

A estas alturas poca gente desconoce la existencia de un grupo de aves rapaces que vuelan de noche, cazando roedores muy cerca de los pueblos o, incluso, dentro de nuestras edificaciones. Todo el mundo ha oído hablar del buho real y, siendo cada vez más frecuente en zoos y exhibiciones, mucha gente ha podido verlo en plena acción, volando suavemente o vigilando desde una zona alta con sus enormes ojos.

El Buho real (Bubo bubo) es una rapaz de la familia Strigidae, un grupo de aves adaptadas a la vida noctura, aunque pueden estar activas durante el día, de hecho algunas especies de este grupo pueden cazar con luz. El buho está distribuído en Europa, África y Asia, con poblaciones estables en la Península Ibérica. Se le encuentra en casi cualquier tipo de clima, anidando desde el nivel del mar hasta zonas de gran altitud. Se cree que existen hasta 20 subespecies, que los científicos separan por tamaño y coloración. En España se han identificado dos: B.b.bubo (en Europa, llegando hasta los pirineos) y B.b.hispanicus (algo más pequeño, en la Península).


Es la rapaz Ibérica de mayor tamaño, llegando a los 70cm de altura, 2´5 kilos de peso y 180cm de punta a punta de las alas. Las hembras suelen ser más grandes que los machos. Posee un plumaje muy denso con una estructura especializada en sus plumas para no hacer ruido durante sus vuelos nocturnos en busca de presas. Sus características más claras son sus grandes ojos naranjas y dos penachos de plumas sobre la cabeza a modo de orejas, aunque se trata sólo de una estructura ornamental no relacionada con el oído. Cabe destacar que posee unas potentísimas garras, cubiertas por plumas hasta los dedos, que le hacen aún más silencioso.


Es una rapaz muy territorial, dominando zonas de hasta varios kilómetros, en las que se alimenta y que marca mediante cantos desde las zonas más altas, que pueden oírse hasta a 2Km de distancia. Cada animal tiene un canto diferente, pudiendose reconocer a cada individuo. Se le encuentra con facilidad en zonas rocosas, cortados, riscos o valles fluviales. Se alimenta de todo tipo de animales, aunque en la Península está especializado en la caza del conejo. Sin embargo en zonas de escasez se le ha visto cazando roedores, aves, reptiles e, incluso, algun anfibio.


Ambos sexos viven solos y sólo se juntan para criar, aunque se cree que son monógamos durante toda su vida. Alcanzan la madurez sexual hacia los 2 años de vida. La época reproductiva comienza los últimos meses del año, momento en el que los machos marcarán claramente sus territorios. Sus cantos pueden escucharse hasta principios de año. No construyen nido, suelen usar agujeros en la piedra o incluso pueden criar directamente en el suelo. Los huevos, entre 2 y 6, se ponen entre febrero y abril. Los pollos abandonan el nido hacia el mes de vida, a medio emplumar, y los padres siguen alimentándolos un tiempo. Con 2 meses pueden volar y a mediado de otoño son expulsados del territorio de los adultos.  

Curiosidad: debido a los predadores y a la acción del hombre pocos pollos alcanzan la madurez, aproximadamente sólo un 20% superan el primer año de vida. Se desconoce la longevidad, se cree que en la naturaleza puede rondar los 20 años, aunque en cautividad han llegado a vivir hasta 60 años. Su nombre científico, Bubo bubo, procede del sonido que emiten estos animales.