domingo, 15 de marzo de 2015

En tierra de avutardas

Después de mucho tiempo con la salida en mente el pasado fin de semana, por fin, la llevamos a cabo. Costó organizarla pero mereció la pena. Aunque parezca mentira estábamos a menos de una hora de Madrid, entre Cuenca y Toledo. En un paisaje castellano manchego donde predominan las viñas y los campos de cereal pudimos ver varias bandadas del ave más grande de la Península y una de las aves voladoras más pesadas que se conocen.

Hablo de la avutarda común (Otis tarda). Es un pájaro emparentado con las grullas y los sisones, pero de mayor volumen y peso. Es la única especie del género Otis y una de las joyas de la fauna Ibérica. Vive en grupos, muy marcados durante la época reproductiva, que comienza en marzo. En ese momento los machos, más grandes y con unos penachos de plumas blancas a ambos lados del pico llamados barbejos, reunen y cortejan a las hembras mediante las "ruedas". En ellos exiben su plumaje y realizan bailes muy aparatosos. La hembra no construye nido, aunque si escava un pequeño agujero en la tierra donde pone entre 2 y 3 huevos. Tras menos de un mes los pollos eclosionan, siendo ya capaces de correr y alimentarse por si solos. Tienen una esperanza de vida que ronda los 10-15 años, pero no alcanzan la madurez sexual hasta los 4-5 años, por lo que su reproducción es bastante tardía y limitada.




Los machos llegan a pesar hasta 18Kg, las hembras raramente superan los 10Kg. Son capaces de dar grandes vuelos aunque llevan una vida principalmente terrestre y prefieren desplazarse por suelo ante una amenaza. Se alimentan de granos, semillas, hierbas e incluso de pequeñas aves, roedores y reptiles que puedan encontrar. Su gran tamaño les exige una necesidad elevada de alimentos que deben buscar en amplios territorios.



Aunque hay que conocer las zonas donde se mueven, una vez allí es fácil tener un encuentro con ellas. Su plumaje se camufla a la perfección con el suelo pero es frecuente ver sus siluetas en las rasantes. Me sorprendió comprobar que, a pesar de su tamaño, lo que les dificulta un despegue rápido como el que realizan las aves de pequeño tamaño, son animales relativamente confiados. Son capaces de localizar el "peligro" a varios cientos de metros pero permiten el acercamiento con cierta facilidad. Ésto quizás se debe a los pocos depredadores que posee. Su gran tamaño hace que pocos carnívoros puedan atacarlas y, de hecho, a excepción de los zorros su mayor amenaza son los humanos, tanto de forma directa por la caza ilegal como indirecta por la destrucción de su hábitat. La mecanización de los cultivos de uva junto con el abandono de las tierras suponen para la especie un obstáculo moderno que deben superar temporada tras temporada. A pesar de que los esfuerzos protecionistas han permitido un aumento de la población en los últimos años su estado oficial sigue siendo el de especie vulnerable.






La especie se distribuye por varias zonas de Europa central, Asia hasta China aunque es nuestro país el que alberga al 50% de la población mundial, con un censo aproximado de 24.000-26.000 ejemplares en todo el país.