Se trata de un ave paseriforme de la familia Corvidae (cuervos, urracas, cornejas...). Igual que sus parientes más cercanos habita en bosques y dehesas, aunque su capacidad de adaptación y su gran inteligencia le ha permitido adaptarse a los ambientes urbanos, viéndosele también en parques y jardines. Se le reconoce fácilmente por la cola larga y azul y el capirote negro. Tiene un tamaño algo menor que una urraca, siendo de los córvidos más pequeños que podemos ver en la Península. Lleva una dieta omnívora, que consiste en bayas, insectos, semillas y, principalmente, carroña y restos de alimentos dejados por el ser humano.
Igual que el resto de córvidos es una especie muy sociable que vive en grupos numerosos con interacciones muy estrechas entre sus miembros. Se desplazan en bandadas de hasta decenas de individuos y crían en colonias en pinares y encinares.
Curiosidad: existen dos poblaciones, una en la Península Ibérica y otra Asia (Mongolia, China, Japón, Corea y Rusia). Esta separación data de hace 1-2 millones de años cuando, durante la glaciación, la especie migró en dos direcciones distintas. Existe otra teoría que habla de una reintroducción de ejemplares en la Península por parte de marineros procedentes de Asia, aunque las pruebas genéticas han demostrado que se trata de dos especies distintas.
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