Pero, en los últimos meses, este odio generalizado hacia el resto de especies ha declarado Asturias como la capital del salvajismo. Una de las provincias más bonitas de España con una biodiversidad envidiable está siendo testigo del lado más oscuro de nuestra especie. Unos cuantos psicópatas han decidido que, la mejor forma de luchar contra el movimiento ecologista, es matar de forma ilegal lobos y colgar sus restos por los pueblos. Una cabeza colgada de una señal de tráfico o un cuerpo destrozado a la puerta de un supermercado. Nada es demasiado para ellos. Estos furtivos pertenecen al mismo movimiento que aquellos que publican cada pocas semanas noticias de dudosa credibilidad sobre falsos ataques al ganado e, incluso, a mascotas y paseantes, para justificar así las matanzas de la especie y poder saciar su sed de sangre. Aunque no es la primera vez que lo hacen, esta vez han ido más allá, acabando con la vida de 3 animales en 3 días y, por supuesto, usándolos como símbolos de amenaza contra todos aquellos que defendemos a la especie y luchamos por una convivencia pacífica entre humanos y no humanos.
Tienen al lobo entre ceja y ceja pero no es el único. Estos personajes quiere acabar con cualquier animal que no les suponga un beneficio, bien económico o bien de entretenimiento. Si no se come y no se puede cazar, no lo quieren en su zona. El equilibrio poblacional no les importa, tampoco la riqueza faunística ni la biodiversidad. Su primer objetivo fué nuestro lobo, pero tampoco quieren al cormorán, ni, por lo que parece, a los cetáceos. La razón es lo de menos, si no existen causas justificadas se las inventan, incluso falsificando pruebas o difundiendo fotos de cadáveres previamente manipulados.
La última aparición macabra, una aleta de delfín clavada a un poste en una playa de la zona, demuestra que Asturias es, cada vez menos, un paraíso natural, al menos para los animales.
Imagen obtenida de La Voz de Galicia (http://www.lavozdegalicia.es) |
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