miércoles, 6 de abril de 2011

Curica o aceitera

Adulto B. majalis alimentándose
Hace años, cuando pasaba unos días en Extremadura por estas fechas, recuerdo que en el campo era habitual ver unos bichos negros y rojos que, no se muy bien porqué, pero me hacían sentir escalofríos cada ver que salían de entre las hierbas y caminaban torpemente a través del camino. No había vuelto a acordarme hasta hace unos días, en que una amiga me comentó que había visto una "aceitera". Al preguntarle qué era eso su precisa descripción me hizo saber que yo también conocía ese insecto, aunque no su nombre.







La aceitera, curica, curilla, carraleja o majalera (género Berbelomeloe) es un coleóptero (escarabajo) del suborden Polyphaga, emparentado con animales tan dispares como la carcoma o el ciervo volante. Pertenece a la familia Meloidae, un grupo muy curioso que se caracteria por sufrir hipermetamorfosis, es decir, que poseen estadíos larvales más complejos que los de otros insectos de metamorfosis completa u holometábolos.

Adulto B. majalis


Es frecuente verlos entre marzo y mayo y es un insecto muy fácil de identificar. Alcanza tamaños de hasta 7 centímetros, convirtiéndose en el coleóptero más grande de Europa. Casi todo esta longitud se la debe a su enorme abdomen, más desarrollado en hembras. Las dos especies que habitan la Península son la aceitera común (Berberomeloe majalis), con un abdomen adornado con líneas transversales de color naranja o rojo brillante y la aceitera real (Berberomeloe insignis), que carece de bandas en el abdomen pero que posee dos manchas rojas a ambos lados de la cabeza. La primera se distribuye por todo el país mientras que la segunda es un endemismo de la franja litoral, desde Málaga hasta Murcia.



Subadulto de B. insignis
Como he comentado antes tiene un ciclo biológico muy complejo. La hembra pone los huevos en el suelo y de ellos nace una larva parásita. A esta larva se la denomina triungulinus, por presentar tres fuertes uñas con las que trepa a las plantas, donde espera que pase otro insecto (generalmente himenópteros, particularmente abejas) al que se cuelga. Con este mecanismo es trasladada hasta el nido, donde se alimenta de polen y de huevos de su hospedador. Dentro del nido realiza la metamorfosis y ya con un tamaño mayor abandona el nido, convirtiéndose en un gran devorador de vegetación gracias a sus potentes mandíbulas.


Curiosidad: las aceiteras y demás insectos de la familia Meloidae almacenan en su cuerpo un veneno llamado cantaridina, un aceite amarillento y maloliente que causa irritación y úlceras en la piel y que, ingerido, es muy potente.

Adulto de B. insignis

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