jueves, 29 de marzo de 2012

A la caza del lobo

Está claro que es difícil reintroducir o conservar una especie cuando los políticos que toman las decisiones de este tipo de proyectos no se han molestado en mirar, siquiera en la wikipedia, lo que es un lobo. Hace años todos defendían la especie como símbolo de la Península Ibérica. Ahora, cuando su población (aún muy pobre) crece de forma positiva, cada vez se oyen más opiniones en contra de esta "alimaña".

No dudo que cause bajas entre el ganado, de hecho opino que quizás en muchas zonas se promovió el crecimiento de la especie sin pensarlo demasiado y, desde luego, sin tener en cuenta a la gente que realmente iba a convivir con él. Prueba de ello son las múltiples quejas desde el sector ganadero, que ve como su forma de vida, bastante precaria en estos tiempos, peligra cada noche. Durante años no han tenido "enemigos" y ahora, en cuestión de poco tiempo, se ven con el lobo acechando. Pero habría que pensar ¿cómo se evitaban antiguamente los ataques? Quizás deberíamos haber echado una mirada hacia atrás y, antes de tomar ninguna decisión, haber preparado adecuadamente a estas personas. Pastores eléctricos, mastines, cuadras debidamente protegidas...todo esto deberían ser gastos incluídos dentro del proyecto de reintroducción de la especie para evitar los problemas actuales, puede que en parte esté de acuerdo con la frase "si quieres lobo, págalo". Y una buena forma de hacerlo sería el turismo ecológico, cada vez más en auge. En Europa se cobra por entrar en la mayoría de sitios, apliquémoslo aquí también. Con gusto pagaría unos euros por entrar en un parque natural si con ellos sé que se mantendrá el ecosistema, se vigilará la caza furtiva y se reintroducirán especies en extinción.

Por otro lado el lobo choca de frente con los cazadores. Parece ser, según cuentan, que les deja menos piezas con las que entretenerse y les espanta la caza. Ésto, y las ganas que tienen de poder convertirlo en un trofeo más, es una muy mala combinación para la supervivencia de la especie. Esta vez se han llevado un revés con la negativa de Bruselas, pero no dudo que seguirán intentándolo. ¿Quién no quiere una cabeza de lobo ibérico en el salón? (nótese la ironía).

Pero habría que preguntarse ¿qué come el lobo?, está claro que carne, aunque visto lo visto quizá no es tan obvio para ciertos sectores. Lo que no me queda claro es, si molesta cuando caza a sus presas naturales y molesta, lógicamente, cuando caza ganado ¿qué debe cazar?. Creo que antes de tomar cualquier decisión de este tipo deberían haberse planteado muchas cosas. Me viene a la mente una frase que escuché hace tiempo y que viene al pelo: "Ya tenemos al lobo, y ahora ¿qué?".

1 comentario:

  1. yo creo que el odio a este precioso animal del que tanto habría que aprender, tiene más que ver con la aparición de las indemnizaciones que se "regalan" a ganaderos que dicen que su ganado ha sido atacado por lobos. No se hasta qué punto esas bajas son causadas por ataques de lobos, no se si los ganaderos lo demuestran, como requisito para acceder a estas indemnizaciones, y no se si a las autoridades locales les conviene justificar la causa ganadera si con ello también pueden justificar subvenciones orientadas a cubrir los supuestos gastos extras.
    Parece un poco extraño que haya tanto lobo en puntos donde está desapareciendo. Y luego los cazadores furtivos... premio a la mejor pieza, que ha de ser el macho alfa, desestabilizando la armonía de la manada y eliminando a los mejores ejemplares, que han de ser los que sustenten la continuidad de la especie en condiciones óptimas. Eso teniendo en cuenta que la muerte del lobo tenga lugar con un arma, porque en caso de los envenenados, imagina el desastre ecológico que se desencadena de aquí. Es indignante.
    Me gusta tu blog, y me apunto con tu permiso

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